¡Hola, mundo!

junio 27, 2007 at 1:18 pm (Reflexión introductoria)

El español es una lengua que tuvo como origen muchas otras, además de que ha pasado y sigue sufriendo una constante evolución. No hay duda alguna (y qué mucho me ha costado aceptar esto) de que, no solamente el español, sino que cualquier idioma se puede beneficiar de otras: el flujo constante de comunicación ha hecho que nosotros, los pueblos y naciones, compartamos y adoptemos conceptos con el único fin de enriquecer nuestro léxico.

Bienvenidos a este sitio que tiene como propósito publicar y dar a conocer cómo nuestra lengua española ha evolucionado como código en el ámbito de la tecnología. La inquietud que he tenido desde hace un tiempo sobre la problemática de la preservación del español, nuestro intento de resolverla y el desarrollo de éste en el mundo tecnológico, que es tan dinámico, fueron razones suficientes para tomar la iniciativa de darme a conocer en un campo que no tengo claro con qué frecuencia es investigado. Sin embargo, pienso que no debemos limitarnos a mantener puro un idioma, sino que podemos aceptar ciertos conceptos que, seguramente, nos ayudarán entender mejor la tecnología y a mantener una comunicación fácil y clara.

Les confieso que, más allá de llevar un mensaje didáctico a los receptores de esta página, esta investigación informal (y que tiene propósitos serios para un futuro) me ayudará a descubrir, entender y aprender sobre el papel de la lingüística en el plano de las ciencias tecnológicas.

Agradeceré profundamente cualquier aportación que ayude a cumplir el objetivo de este «blog» (ya pueden ver cómo he tenido que adaptarme a nuevas palabras en lo que adquiero, poco a poco, la autoridad suficiente de que me acepten neologismos).

«Oda a la palabra: la comunicación digital y el valor de nuestra lengua» es un «blog» que va más allá de aprender las aplicaciones diversas que tiene nuestro idioma: mi intención es que le demos el valor merecido que tienen las palabras. Sin ellas, no hay comunicación, no hay autenticidad (viéndolo desde el punto de vista existencialista), no hay expresión, no hay vida. Con las palabras sentimos, hacemos sentir, damos valor, rechazamos, construimos, destruimos… en fin, sin las palabras, nada cobra vida…

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